Entrevistas AFMB: Natalia Tondi
A través de la cuenta de Instagram de la AFMB se inauguró el miércoles pasado una nueva sección, en la que estaremos entrevistando a diferentes protagonistas y referentes del ámbito metropolitano.
En este caso, la protagonista fue Natalia Tondi, quien viene de tener un 2019 repleto de experiencias fuertes, incluyendo su MVP y título del Campeonato Argentino U17, su participación en la Selección Argentina, su temporada con Centro Galicia y su nominación para los Premios Jorge Newbery.
¿Cómo estás llevando este tipo de cuarentena, alejada del básquet?
Me pude adaptar bien. Tengo una mini rutina en casa que hace todo más llevadero. La llevo bien, entrenando bastante y también combinándolo con el colegio, que ahora lo curso de forma virtual.
¿Qué es lo que más se extraña de lo ligado al básquet?
Lo que más se extraña es la rutina de la semana, del fin de semana… cambió un montón. Se extraña la vida de club, de entrenar y después jugar. Extraño la vida de club.
Contanos sobre tus inicios en Teléfonos… ¿qué significó para vos ese paso?
Teléfonos fue todo al principio. Jugué ahí desde los cuatro hasta los 12 años y después me pasé a Galicia. Aprendí todo ahí. Fue la primera vez que me metí al mundo del básquet y a la vida de club. Me formé desde chiquita, con mis primeras y mi familia. Mis primas son cinco y cuatro jugaban al básquet en Teléfonos. Mis hermanos también, pero más que nada yo empecé por ellas. Nos metimos todas. Después ellas se fueron para Social y nosotros seguimos para otros lados.
Después de Galicia, en el 2017 tuviste un paso por España, jugando en el TerrAlfas, ¿qué te dejó esa experiencia?
España me encantó. Al principio me costó un montón. Cuando surgió ese proyecto me puse a llorar, pero de tristeza, porque no me quería ir. Tenía 14 años. Me acompañó mi mamá y fueron también algunas amigas, pero se hizo difícil el primer mes. No sabía si irme o qué hacer. Con el paso del tiempo me encariñé con la gente de allá y me acostumbré a esa vida. Fue distinto, vivía en un hotel. Éramos más independientes. El básquet lo noté distinto también. No tenía el apoyo familiar o la contención de acá. Pero me encariñé mucho con la gente y los entrenadores me ayudaron mucho. Llegó un momento en el que no quería volver.
¿Y en lo basquetbolístico sentís que te sirvió ese paso para mejorar?
Sí, mejoré muchos aspectos técnicos, a los que allá se les presta mucha atención. También pasa que no jugaba en la misma posición que ahora, allá jugaba de cuatro, porque era de las más altas. Ahora juego de base. Aprendí un montón de mi entrenadora y de las jugadoras. Jugar en un lugar sin tanta contención o sin toda tu familia en la cancha es distinto. La entrenadora priorizaba que no te vayas de la cabeza y era capaz de sacarte de la cancha, aunque signifique perder un partido. Ella me marcó muchísimo.
¿Cómo viviste la vuelta a Galicia?
Me recibieron con los brazos abiertos. Me facilitaron todo para ir a España y también para volver. Cuando volví teníamos un equipo muy lindo y hasta salimos campeonas del Argentino U15 en Neuquén. Fue un año muy lindo, me apoyaron en todo y no me hicieron problema para nada.
El 2019 fue muy movido para vos. A nivel club, con Galicia, consiguieron el título en el Superior y el subcampeonato U17. ¿Qué balance te dejó?
En nuestra categoría (U17) teníamos un equipo muy lindo. Las que entrenábamos jugábamos la mayoría también en Primera. Éramos como un bloque que se movía para entrenar. En Primera también, fue un equipo con un proceso importante y que mejoró muchísimo. Por suerte se nos dio el campeonato. Algunas sumábamos entrenamientos con FeBAMBA, entonces todas elevábamos el nivel para arriba.
Hablando de esa selección, les tocó ganar el Argentino U17, también en Neuquén, durante el 2019… incluso te quedaste con el MVP.
Sí,me encantó ese torneo, no solo por salir campeonas, sino por el equipo que teníamos. Todos éramos muy compañeras entre nosotras. Fue un torneo muy lindo. Salimos campeonas y nos emocionó, pero fue un torneo donde nos reímos muchísimo y aprendimos un montón. Ese equipo hizo un proceso muy grande. Empezamos los entrenamientos con 42 jugadoras, hasta que quedamos 12. Empezamos de -10 y llegamos a 10. Teníamos un equipo tan lindo que se notaba después en la cancha el compañerismo entre todas. Nunca hubo un problema ni teníamos malas vibras. Siempre tirando para adelante.
Otra de tus experiencias del 2019 pasó por participar del Sudamericano U17 en Colombia, con Argentina. ¿Qué significó para tu carrera?
Me encantó. Fue un orgulló, porque además se nos dio la clasificación para el Premundial. Fue algo que sufrimos para conseguir, porque entrenamos un montón. Sufrimos en la parte emocional para que se cumpla ese objetivo. Después del partido clave, estábamos todas llorando. Entrabas al vestuario y no sabías si habíamos perdido o ganado, por lo emocionadas que estábamos todas. En ese momento largamos la presión de haber clasificado. Fue una mezcla de emociones. Fue hermoso.
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