La hazaña de Nolting en el Nivel 2

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Actualizado: abril 11, 2017

“Fue algo mágico, cuando nos dimos cuenta estábamos en un semifinal, donde la tuvimos que jugar con cinco porque una de las chicas se fractura en el último juego de la fase regular, claramente nadie confiaba en nosotros. Pero estábamos más fuertes que nunca; superamos en el cruce a Argentino de Lanús, quien culminó primero en el sur y el mejor en juego. Enrentamos nuevamente  a 17 de Agosto,invitado en la segunda etapa del año en el oeste y también ganó su semifinal. Jugamos en Country y fue una final soñada, con las tribunas llenas, bombos y todo el cotillón. Ellos tenían todo para ser campeones, pero estudiamos a la perfección sus movimientos y además teníamos el incentivo de quedarnos con la semi por la mínima, por lo que sentíamos la fuerza y convicción de ganar la final”.

Quien narra esto es Gonzalo Seibane, entrenador de la Primera femenina de Nolting, equipo campeón de la pasada temporada en el Nivel 2. El relato se potencia con la emoción de haber conseguido semejante logro con apenas seiss jugadoras, luego de una situación a mediados de año que llevó a un número de jugadoras alejarse de la entidad de Ciudadela, y prácticamente quedar acéfalos para seguir en la competencia. Al no tener en la institución formativas, quedó en la incertidumbre de como continuar en el resto de la temporada. Pero antes de llegar a ese punto, Gonzalo describe la hazaña de sus chicas en el partido decisivo en Banfield.

“Metimos un parcial de 20-8 en el primer cuarto y esa fue la nafta para aguantar una final intensa con solo cinco jugadoras. Realmente se jugó un básquetbol que no parecía de nivel B por ambos equipos. Al finalizar no sabíamos si llorar o festejar;  solo sabíamos que todo pasa por algo y la recompensa era la mejor. Conseguí muchas cosas por suerte en mi corta carrera, pero esta fue la mejor, después de todo lo ocurrido, como entrenar medio año con solo seis jugadoras, con las complicaciones del caso. Nunca pudimos hacer un 5 x 5, o entrenar en toda la cancha; el triunfo fue el premio que nos merecíamos a tanto sacrificio y dificultades. Hasta los árbitros nos felicitaron porque eran solo cinco, pero en la cancha se multiplicaron por quince”, rememora con esa mezcla de alegría y emoción por lo logrado. En esa final, ninguna de sus jugadoras salió por cinco personales, 17 de Agosto era un contrincante con gente alta y para desgracia de Nolting, su única pivot era quien se había fracturado…

A mediados de 2016, Gonzalo llega al club porque se quedan sin entrenador, y con él arriba una jugadora a la cual entrenaba en otra liga. No solo se sufrió la partida del profesor, sino también la sangría de varias jugadoras. Luego de una decisión de la comisión directiva, dos de ellas son apartadas y por consecuencia, cinco de sus compañeras se alejan. Con ese panorama Seibane debe comenzar a trabajar solamente con cuatro.

“El problema era que no completábamos; pudimos convencer a dos que habían dejado en 2015 a sumarse en este desafío y así poder terminar la temporada con seis. Realmente ese fue nuestro Año Nuevo, se entrenaba con otro clima”, afirma el entrenador.

Hijo menor de una familia amante del básquet; papá Juan Carlos (fallecido en 2006) y mamá Adriana Bo, fueron jugadores, al igual que su hermano mayor Pablo y Bárbara, quien integra su equipo. Sus primeros pasos como jugador los dio en El Palomar, y debió abandonar en 2005 por un problema de salud respiratorio que lo trae casi desde el mismo momento de nacer.

“Ante semejante problema y con el paso del tiempo tenía que decidir como seguir ligado al básquet. Me hice monitor de las formativas masculinas y femeninas del club y arranque de esa manera. Con el paso del tiempo fui agarrando más confianza y más categorías. Era el responsable de formativas hasta juveniles como DT principal. También era asistente de la superior en la rama femenina. En el 2006 muere mi papa y tuve que alejarme no sólo de intentar jugar sino también de dirigir ya que exclusivamente del básquet no se puede vivir; me dediqué a acompañar a mi hermana para que no dejara de jugar ya que siento admiración por ella y su juego. De ahí en más me propuse no parar hasta conseguir un club y dirigirla nuevamente. Si no me equivoco cuando ella pasa a Sunderland, el primer año la iba a ver y ya en el segundo año la subcomisión, más el coordinador deportivo (Carlos Spellanzon) me propusieron dirigir formativas y el segundo año hasta infantiles y ser asistente de Carlos, desde cadetas a superior en donde logramos el título en superior frente a Lanús. Fue una de mis mejores experiencias ser asistente de Carlos, porque aprendí demasiado”, recuerda.

Tras esa incursión por Sunderland, decide cursar la reválida de ENEBA y allí le surgió la posibilidad de dirigir en una ONG (CILSA), para chicos en sillas de rueda.

“En el básquet en silla de ruedas aprendí mucho de la vida y los valores. Llegué a ser parte del cuerpo técnico de la selección mayor masculina, donde ganamos títulos en femenino y masculino. Representamos a la Argentina con nuestro equipo en la Copa Sudamericana de clubes campeones. Una experiencia inolvidable.
Paralelo a eso armamos un equipo de femenino que jugaba en una liga, donde salimos cuatro veces campeones”.

Tras ese paso por CILSA, arriba a Cedima, en San Justo, para desempeñar la misma función. Hasta mediados de mayo del año pasado, cuando comienza su aventura en Nolting.

“El club no tiene formativas femeninas, pero está en proceso de armarlo. Por el momento, buscamos reforzar el plantel mayor; ya tenemos trece jugadoras: vino mi hermana, otras que dirigí en Sunderland y Andrea Kunkel, pivot de 1,92 que pasó por Lanús y la Selección nacional”, expresa.

Por el hecho de no tener inferiores, Nolting no puede ascender; el desafío es repetir el título del 2016. Comenzaron esta temporada ganando en su debut a Ciudadela Norte 71-38.

“Buscamos jugar el mejor básquet que podamos, nos encantaría ascender pero no podemos. En la pretemporada enfrentamos a varios equipos del Nivel 1, y solo perdimos uno. El club dispone de una sola cancha y mucha actividad social, por lo que estamos trabajando con la idea de tener en un futuro no muy lejano formativas”, asegura.

Para el final, palabras hacia sus dirigidas.

“Les soy infinitamente agradecido porque dejaron de lado el prejuicio, se dedicaron a conocerme y aprovecharme como entrenador. Que pudieron apostar al club pese a sus diferencias y quedar quienes quedaron, un grupo maravilloso. No hay conflictos, los objetivos personales no superan a los colectivos, y desde esa premisa intentamos sumar nivel, por eso es probable que este año viajemos a Mar del Plata para disputar un certamen”.

Gonzalo Seibane, el entrenador de un grupo de jugadoras, que pese a la adversidad e inferioridad numérica durante la segunda parte del año pasado, lograron la hazaña de coronarse como campeonas en el Nivel 2 de la AFMB.